martes, 5 de octubre de 2010

KARIAKITO MORADO





Helena olía a kariakito morado. Su fragancia, en ella se reflejaba como el nombre: extraño y con ligero tinte violeta, fresca se sentía, como era ella juvenil.
Raro que siendo tan joven usara esa fragancia cargada de historias de amor, ganados con embrujadores sortilegios propios de mujeres mayores.
Pero en ella, el kariakito se volvía como su color lila, suave, tierno.
Hoy al pasar por el vecindario, de una ventana salió expelido el olor morado del kariakito y recordé a Helena.

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